Durante los muchos años que he servido como pastor, he visto cristianos ir a uno de dos extremos cuando se trata de María la madre de Jesús. Por un lado, algunos cristianos afirman que María no tenía pecado y la exaltan como mediadora entre Dios y el pueblo.
Esto es antibíblico e incorrecto. Según 1 Timoteo 2:5, el papel de mediador pertenece a Jesús y solo a Jesús.
Por otro lado, algunos cristianos se esfuerzan tanto por no exaltar a María que la ignoran por completo. La única atención que recibe es un papel brillante en la natividad.
Francamente, eso tampoco es bíblico.
¿Cómo debemos tratar a María? El escritor del Evangelio de Lucas pintó a María como una niña cuyo carácter debe ser admirado y cuya fe debe ser imitada. Cuando el ángel Gabriel le dijo a María que daría a luz a Jesús, ella dijo: “Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). Ella estaba diciendo, “Dios, cualquier cosa que quieras hacer con mi vida, hazlo. Te serviré”.
María era una niña extraordinaria que Dios usó de una manera extraordinaria.
¿Le gustaría que Dios le usara para hacer algo extraordinario, algo que haga una diferencia para Su reino? En la vida de María, vemos que Dios usa a aquellos que creen en Su Palabra.
Elizabet, la prima de María, dijo acerca de María: “Bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor” (v. 45). María creía lo que Dios había dicho, no importa lo improbable que sonara, y Dios usó a María debido a su fe.
Hebreos 11:6 dice: “Sin fe es imposible agradar [a Dios]”. La fe no es creer que Dios hará todo lo que le pidamos que haga. La fe es creer que Dios hará lo que ha prometido hacer.
No sabemos si Dios sanará a nuestro ser querido, devolverá el corazón de nuestro hijo a Sí Mismo, o arreglará nuestra relación rota. Pero, como María, podemos creer que Dios hará lo que ha prometido hacer. ¿Qué es lo que Dios ha prometido?
Él ha prometido usar todo en nuestras vidas para nuestro bien y Su gloria (Romanos 8:28).
Él ha prometido nunca dejarnos o abandonarnos (Hebreos 13:5).
Él ha prometido que aquellos que confían en Cristo como Salvador vivirán con Él para siempre, y nadie puede arrebatarnos de Su mano (Juan 10:28).
Por cierto, una razón por la que María pudo tener fe en las promesas de Dios fue que ella tenía un fundamento en Su Palabra. En Lucas 1:46-55, María pronunció algunas de las palabras más hermosas de la Biblia, y sus palabras de alabanza están goteando con citas del Antiguo Testamento. Esta adolescente conocía las Escrituras atrás y adelante.
Lo más grande que usted puede hacer por los niños y jóvenes adultos en su vida es cimentarlos en la verdad de la Palabra de Dios. María entendió lo que Dios estaba haciendo en su vida porque conocía la Palabra de Dios, y confió en Él para cumplir Sus promesas.
El compromiso de María de servir a Dios podría haberle costado mucho. Recuerde, ella estaba comprometida con José. ¿Cómo reaccionaría José a la noticia de que su prometida estaba embarazada y que Dios era el Padre? José pudo haber echado a María en desgracia o incluso haberla matado. Ella sabía que aceptar ser la madre de Jesús podría terminar su relación con el hombre con el que planeaba casarse. Ese fue un sacrificio extraordinario. Pero María estaba dispuesta a hacer ese sacrificio debido a su amor por Dios.
Esta temporada de Navidad, cuando usted establezca una escena del nacimiento en su casa o vea uno en su iglesia local, recuerde que María creyó la Palabra de Dios y puso la gloria de Dios por encima de su propia reputación, arriesgando todo para honrarlo. Espero que la valentía y la fe de María motive su compromiso con Dios. ¡Qué bendición es saber que Dios nos ama! Él quiere usarle para Su obra del Reino, y ¡Él puede ser confiado para cumplir Sus promesas!
Compartiendo la Verdad de la Palabra de Dios,
Dr. Robert Jeffress